Caras de una misma moneda.

#editorial #SanLorenzo

En San Lorenzo, esta realidad parece haberse desdibujado con el tiempo. La permanencia de ciertos dirigentes en la función pública durante más de dos décadas es un claro reflejo de un sistema que necesita oxigenarse. Tal es el caso de nombres como Leonardo Raimundo, Gustavo Oggero, Armando Traferri y Esteban Aricó, quienes, aunque puedan presentar matices en sus discursos, terminan representando dos caras de la misma moneda en cuanto a su prolongada permanencia en los espacios de poder.
Cuando una misma dirigencia se perpetúa, la política deja de ser una herramienta de transformación para convertirse en un juego de acomodamiento y supervivencia. La alternancia, en cambio, permite que nuevas voces, ideas y proyectos lleguen a la esfera pública, promoviendo así una gestión más dinámica y cercana a las necesidades reales de la ciudadanía. Además, la rotación contribuye a reducir la posibilidad de prácticas clientelistas, evitando que los gobiernos se conviertan en estructuras cerradas al cambio.
Es por ello que, en tiempos de elecciones, es fundamental que la ciudadanía reflexione sobre la importancia de renovar el poder y exigir liderazgos comprometidos con el desarrollo real de la comunidad. No se trata de una cuestión partidaria, sino de un principio esencial de cualquier sistema democrático saludable. En San Lorenzo, como en cualquier otro lugar, la alternancia debe ser vista como una oportunidad para revitalizar la política y devolverle su verdadera razón de ser: el servicio público.